Imagina salvación

Fernando Romero
2025
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Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo:—¿Entienden lo que he hecho con ustedes?. Ustedes me llaman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.
— San Juan 13:12-15

Contexto

Sucedía en la última cena que el Señor, ciñéndose una toalla y colocando agua en un recipiente, comenzó a lavarle los pies a los discípulos.

Esto era una costumbre que se llevaba a cabo por los criados en las casas. Como los señores o visitantes venían de viaje, de la calle, y llegaban con sus pies sucios de tierra del camino, acostumbraban a que les lavaran los pies. Cuando Jesús toma esa postura de siervo, Pedro se niega y es allí donde Jesús le explica la necesidad de lavarle los pies.
El lavar los pies habla de lavar el andar, de quitar las manchas del camino transitado.
Cada uno de los discípulos de Jesús venía de diferentes caminos.
Eran pescadores, recaudadores de impuestos, personas con temperamentos fuertes, mentirosos, violentos, inseguros, la vida los había formado a cada uno de diferente manera.

Es importante reconocer de qué caminos venimos y entender que, para tener parte con Jesús, debemos dejar que Él lave nuestros pies, nuestro andar; si no, no tendríamos parte con él (v.8).

La salvación que Jesús nos da implica que hay un lavamiento de pies. Jesús lava nuestros pies. Nosotros, como hijos de Dios, tenemos que tener un corazón dispuesto a lavar los pies del prójimo, creyendo en la Salvación que Jesús ya ha traído.

Aprendamos a ser lavados.

  1. V.7: Por medio de estar sujetos a las autoridades.
    Pedro, aunque no entendía, tuvo que sujetarse a Jesús como autoridad máxima y permitir que limpie sus antiguos caminos.
  2. V.10: Por medio de su palabra.
    Recibir la palabra de Dios y permitirle que obre en nuestra vida produce una limpieza en nuestro corazón y redirecciona nuestros pasos.
    Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.
    Salmos 119:105
  3. V.14 Y 15: Por medio de un corazón humilde para limpiar los pies a otros, siguiendo el ejemplo de Jesús.
    Simplemente se puso al servicio. No les dijo: ¡Qué sucios están sus pies! ¿De dónde vienen?, ¿dónde anduvieron? SINO QUE LOS LIMPIÓ.

El ejemplo que debemos tomar es el de Jesús, pero primeramente debemos permitirnos que Él nos limpie.

IMAGINEMOS SALVACIÓN EN EL PRÓJIMO, ASÍ COMO JESÚS LO HIZO EN NOSOTROS.

2025: Año de Puertas Abiertas